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~ [SiHan] ~ Hasta el fin del mundo


PARTE 1

- ¿Cómo será? – me preguntaba una y otra vez. Hoy es el primer día que veo a mi mayordomo. La verdad es que no estoy muy acostumbrado a estas cosas, ya que hace muy poco que mi padre se convirtió en alguien importante dentro de la industria de los restaurantes. Hace unos días él decidió ponerme un mayordomo… y yo no me pude negar, así que ahora lo estoy esperando.
- Espero que no sea un mayordomo estricto… necesito a alguien que me comprenda… no que arruine mi vida… - le dije a mi padre días antes – Espero que me hiciera caso… - añadía en mis pensamientos.

La reunión para conocerlo estaba prevista a la hora del té, y mi madre me hizo vestir con mis mejores galas, la verdad no entendía muy bien para qué… parecía que me fuera casar

- Hijo, arréglate bien la corbata por favor – decía mi madre muy preocupada por cómo me veía.
- ¿En serio vamos a recibir a mi nuevo mayordomo? – dije ante tanta preocupación – Parece que sea otra cosa… - añadía preocupado por que fuera una encerrona, aunque la verdad no sería la primera.
- Tu mayordomo es el mejor de su categoría… así que debes causarle buena impresión – decía su madre arreglando un mechón del pelo de Siwon que andaba descolocado.
- Ya… basta mama, parezco un muñeco de porcelana – decía negando que mi madre siguiera tocando algo que en ese momento andaba descolocado según ella.
- Señor, el nuevo mayordomo ya ha llegado… ¿le hago pasar? – decía una de las sirvientas.
- Si por favor, hazlo entrar al salón – añadía mi padre mientras nos encaminábamos hacia el salón donde estaba preparado el té y las pastas para pasar el momento.

Una vez en el salón, yo me coloqué en el sofá que estaba de espaldas a la puerta… desde allí me daba más el aire que entraba por la ventana, salvación para mí porque estaba ahogándome de calor con tanta ropa encima.

- Buenas tardes, perdón por mi retraso… el avión salió un poco más tarde de lo debido – decía mi mayordomo mientras que yo aún seguía sentado. La verdad es que quise mostrarme algo rebelde ante la situación y ni si quiera me alcé del sofá para recibirlo.
- Tranquilo… lo importante es que hayas llegado sano y salvo… - decía mi madre – Hijo por favor levanta no seas mal educado… - añadía, y yo le hice caso… si se podía decir eso.
-
Encantado de conocerte, soy Siwon… - le dije haciendo una reverencia sin mirar a penas como era.
- Lo mismo digo, yo soy Hangeng… espero ser de tu agrado – dijo él mientras yo alzaba mi cabeza y mis ojos se quedaba en blanco al verle.
- Pe-pero… tú… no eres… - intentaba emitir palabra pero mis labios no podían hacerlo…
- Tengo pocos años más que usted… si eso es a lo que usted se refiere – decía él con una sonrisa, me había pillado – Su padre decidió que sería mejor que tuviera a alguien de su edad cerca… - añadió sin quitar esa sonrisa de su cara.
- Es-Esto… - no sabía que decir… 
- Bueno, mañana empezarás tu trabajo… dentro de 2 horas es la cena, y esperamos que nos acompañes, ¿estás de acuerdo? – decía mi madre.
- Claro señora… - decía él sin dejar de sonreír.
- Por favor enseñarle su habitación – decía mi padre a una de las sirvientas.
- Muchas gracias, yo me marcho ahora… Nos vemos mas tarde en la cena – decía Hangeng.

Yo me marché inmediatamente a mi habitación. Todo me había causado un colapso… y necesitaba pensar un poco.

- Ahora mismo tengo un mayordomo que prácticamente tiene mi edad para servirme, y encima es atractivo… ¿qué estoy diciendo? – mi cabeza se hacía preguntas sin sentido.
- Tranquilo Siwon, ¿por qué estás tan nervioso? – no paraba de pensar una y otra vez y así que cerré mis ojos un poco para hacer descansar mi mente.
- Señor, la cena ya está servida… su madre nos espera en el salón – decía él justo al lado de mi cama.
- ¿Cómo entraste aquí? – preguntaba yo atónito ya que juraría haber pasado el pestillo de la puerta después de entrar en la habitación.
- Bueno, eso tiene fácil respuesta… Mi habitación contacta con la de usted por esa puerta – decía él señalando la puerta.
- Entonces… - no podía emitir palabras y nada más que hacía que tragar saliva.
- Para cualquier cosa que necesite… - añadía él al ver mi cara de asombro.
- Bueno, bajemos… deben estar esperándonos – decía él.

Poco después bajábamos las escaleras que daban al comedor, yo delante y él justamente pegado a mi espalda, esta sensación me hacía sentirme nervioso.

La cena transcurrió como de costumbre… Pude observar que Hangeng era muy meticuloso y educado, supongo que por ello era el mejor de su promoción, así que no podía apartar la mirada de él.
Justo en acabar los postres, ambos nos marchábamos a las habitaciones cuando…

- Señor, ¿Tiene un momento? – decía él con una sonrisa preciosa.
- Em… sí, ¿en qué puedo ayudarte? – le dije devolviendo su sonrisa.
- Bueno, me gustaría saber cuál es su horario normal…no quisiera cometer un error nada más empezar – me dijo haciendo una reverencia.
- Bueno… lo primero, no me llames señor, me hace sentir mayor… y además, yo soy más joven que tú… así que llámame simplemente Siwon… - le dije.
- Está bien señor… perdón, Siwon… - decía él.
- Lo segundo… únicamente serás mi mayordomo de las puertas de mi casa hacia adentro, fuera de ella quiero que seas como un amigo para mi, ¿está bien? – le propuse.
- Está bien… lo entiendo – me decía con otra reverencia.
- Y tercero, mi horario esta justo en el tablón de tu habitación… yo mismo lo puse ahí hace unos días – le dije mirando hacia su habitación.
- Muchas gracias por molestarse… que tenga buenas noches – dijo, mientras hacia una reverencia y se marchaba.
- Ah! Hangeng…!! – dije – No hagas tantas reverencias… acabarás mal de la espalda si a todo lo que digo te agachas – añadí.
- Está bien – dijo asintiendo con la cabeza.
- Buenas noches, que descanses, mañana será un día duro – le dije, y me metí enseguida a mi habitación.

Esa noche transcurrió de lo más normal, al igual que el día. Hangeng me ayudaba constantemente a preparar mis cosas, y todo aquello que necesitaba. Llegó la noche, y yo había quedado con unos amigos para ir a una discoteca.

- Hangeng, esta noche no estaré aquí, me marcho con unos amigos a una discoteca, ¿tú que harás? – le pregunté.
- Bueno, yo me quedaré esperándolo aquí… pase una buena noche, y si le ocurre algo por favor llámeme – dijo él mientras terminaba de planchar una de las camisas – El baño ya lo tiene preparado… disfrútelo. – añadió.
- Está bien… - le dije asintiendo con la cabeza.

Pocos minutos después, estaba en mi coche marchándome hacia la discoteca, llegando un rato después. El ambiente que se respiraba no estaba nada mal, y nada más entrar nos fuimos a la barra a tomar algo… y allí pasamos prácticamente toda la noche, hasta que algo, bueno… mejor dicho, alguien llamó mi atención. 

Vestía un traje negro… de pantalón ajustado, y chaqueta desmangada hasta la rodilla, atada en la mitad del pecho, con una camisa blanca (desmangada también) y un pañuelo colgando de cuello. Me llamó la atención muchísimo, no solo su forma de vestir… sino los movimientos que él mismo generaba con su cuerpo… eran increíblemente atractivos, tanto que no pude desviar mi mirada hacia otro lugar que no fuera él.

Mis amigos prácticamente me dejaron solo en la barra, y se marcharon con varias chicas a la pista… y yo me quedé allí, observándolo a él, la verdad es que se parecía a alguien conocido… pero no caía yo en quien era… así que no pensé mucho, y continué observando cada uno de los movimientos… así copa tras copa, hasta que hacia la quinta… sentí en mi espalda el roce de otra persona.

- ¿Lo he hecho bien? – dijo él - … al baile me refiero – añadía.
- Si, bailas demasiado bien… - dije yo sin apartar la mirada de la botella de whiskey que había en una de las lejas de la barra.
- ¿Quieres venir conmigo a un sitio más tranquilo? – dijo y sin pensarlo dos veces me marché con él.

No le conocía de nada… pero el alcohol hizo estragos en mí… y no pude negarme a él, había sido el causante de la excitación que mi cuerpo había estado acumulando desde que lo vi bailar en la pista, así que no podía negarme.

Poco después estábamos entrando a una zona vip de la discoteca… ambos solos…

- Esto… ¿qué hacemos aquí? – decía yo ante tanto descontrol.
- No lo sé, tú has estado mirándome toda la noche… no será qué… ¿te gusto, verdad? – me dijo poniendo uno de sus dedos en mi pecho… llevándolo directamente al borde de mi pantalón.
- Em… - su reacción me dejo sin saber que decir, aunque a decir verdad, tenía mucha razón… él me había vuelto loco por un momento.
- ¿Tendré que comprobarlo por mi mismo? – dijo acercándose cada vez más a mi hasta acabar ambos contra la pared…
- A ver que tenemos por aquí… - dijo él mientras se deshacía de mi ropa poco a poco…
- Hueles genial… ¿lo sabías? – me dijo mientras acercaba su nariz a mi cuello, provocando que el roce de su respiración y la caricia que hizo con su nariz, me hiciera temblar de placer.
- ¿Piensas estar así de inerte mientras te desnudo? – me dijo inmediatamente antes de ensañarse con mi cuello y dejarme una pequeña marca en él. 

...CONTINÚA EN LA SIGUIENTE PARTE


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