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By Okuniya 0 comentarios

~ [Sueños]: Sueño 2 ~


SUEÑO Nº 2

Soñar contigo se está convirtiendo en una costumbre agonizante… 

Escucharte hablar mientras duermo, en la oscuridad de la noche… es algo que últimamente acapara mi día a día, o bueno… mejor dicho, mis noches. 

Hace pocas horas que desperté del segundo sueño más maravilloso que tuve contigo… y no es que no tenga muchos más que estos dos, pero estos simplemente son especiales… especiales por que hacen que te haya sentido cerca.

¿Te acuerdas donde lo dejamos la última vez?

Seguramente habrían pasado algunas horas desde que mis ojos se cerraron justo a la entrada de aquel hotel… o quizá simplemente pasaron minutos, o no se sabe… simplemente abrí los ojos y ahí te tenía, a mi lado, sentado en el borde de aquella cama, que supongo que sería la cama de mi habitación en el hotel…

Tu expresión al verme abrir los ojos, fue realmente dulce… supongo que el verme caer momentos antes te asustó… ¿sabes?, a mí también me provocó ese sentimiento… me quedé con ganas de saber que ibas a hacer en aquel momento… pero algo hizo que volviera a la realidad sin dejarme saber que ocurriría.

Esa expresión tuya hizo que me enrojeciera un poco… supongo que fue por pensar que estuviste ahí todo el tiempo, junto a mi… pendiente de cada gesto… de cada suspiro que salían de mis labios… Te miré fijamente a los ojos, ojos que al igual que los míos y que por mucho que diga la gente, son un espejo de tu alma… alma de la cual me he enamorado… Me quedé fijamente perdida en ellos… tan perdida que parecía que supiera que era un sueño y que tenía que disfrutar de esos minutos junto a ti…

- ¿Te encuentras mejor? – preguntaste mientras una de tus manos acariciaba una de las mías que se encontraban apoyadas en mi pecho, posición en la que supongo que me colocaste tú al llevarme allí.
- Si, perdona por desaparecer en un momento así… - decía yo disculpando mi tardanza en despertar - … no sé qué me ocurrió… simplemente mis ojos se cerraron – continué diciendo mientras tú aún seguías ahí mirando.
- Lo sé… - dijiste – Bienvenida de nuevo… - y tras eso posaste un beso en mi frente… beso que hizo que mis sentidos recobraran vida… al volver a percibir tu aroma, aroma que no había recordado hasta el momento en el que te tuve tan cerca.

Quizá te diste cuenta de todo lo que pasaba por mi mente en ese momento… o quizá lo supusiste, pero te apartaste de mí y te marchaste de la habitación dándome algo de espacio para recobrar los pocos recuerdos que tenía de nosotros minutos antes… en aquel parque… bajo aquella lluvia… entre tus brazos.

Minutos después de ello, me puse de pié, y aún tambaleándome pude ser capaz de cambiar mi ropa… ropa que aún se sentía un poco húmeda por la lluvia que me había empapado minutos antes… digo minutos, porque aún o había pasado el suficiente tiempo para que esta se secara. Mi pelo, andaba algo revuelto… así que decidí entrar en la ducha antes de ponerme ropa limpia… Esa ducha hizo que volviera a la vida con mas energía que nunca.

Salí de ella, poniéndome uno de mis vaqueros… una camisola blanca de manga larga y uno de mis chalecos negros, muy parecidos a los tuyos… me coloqué mis botas… me maquillé un poco, me agarre una cinta al pelo y salí en tu busca… y aún sin tener ni idea de por donde paraba tu habitación, la encontré… todo gracias a que mi intuición no me falló…

Tu estabas ahí, supongo que al igual que yo te acababas de duchar, ya que el ambiente olía a jabón… olía a tu jabón, ese jabón que dejaba ese aroma tan adictivo sobre tu piel, y que tanto me vuelve loca…

- ¿Qué haces levantada? – fue lo primero que dijiste nada más verme al abrir tu puerta.
- No podía estar ahí en aquella cama… - decía yo mirándote a los ojos esperando a que tus palabras no fueran muy sermoneadoras e hicieras todo lo contrario.

Quizá sé leer tu mente mejor de lo que yo me imaginaba, ya que inmediatamente después de decir eso, te acercabas a la puerta y me abrazabas, abrazo que me hizo sentir en el cielo… pero eso no era el mejor regalo que me hiciste, inmediatamente después… tus labios estaban unidos a los míos…

¿Cómo podría yo explicar la sensación?

Primero fue suavidad… era tan suave sentir las caricias previas de tus labios… Después, ese beso tímido… como si algo te dijera: “hazlo y no hazlo” a la misma vez, cosa que me desesperaba, y por eso me abalancé yo a tus labios, para que no dejaras de hacerme disfrutar y volar con esa caricia…

Estábamos tan unidos por aquel beso que no nos dimos tiempo de respirar al menos algún segundo, así que ya casi sin algo de aire en mis pulmones me separé un poco de ellos… y apoyé mi frente contra tu pecho, descansando… y justo después, tus brazos me rodearon… dejándome sentir esa calidez que desprendía… 

Cuando me di cuenta fuera en la calle volvía a llover… llovía muchísimo, más que la noche anterior… y en el momento en el que tú me abrazabas, un gran estruendo calló del cielo… y me despertó.

Sí, ahí volví a dejarte… abrazándome en medio de tu habitación, mientras yo despertaba abrazada a la almohada de mi cama… a la misma vez que caía otro de esos grandes truenos.


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